Mis ojos se entrecruzan con los barrotes de una barandilla,
las luces que van más deprisa parecen decirme adiós con su reflejo.
Desde este tren.
Y yo, asustada y pequeña
solo pienso en quedarme quieta.
Para no perder ni un solo instante ausente,
ni una sola de mis otras vidas cuando voy tan sola.
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