3.7.12

La ira

Se me nubla,
la vista, el oído, la garganta.
Se apaga el ritmo tranquilo,
para dejar espacio a mi ira.
Esa que me despeina,
que me sonroja,
la que me hace gritar por dentro que te detesto.

Y la rabia, su amiga incondicional, me susurra al oído todos tus defectos,
pero se olvida de los míos.

La Ira se mete en mi cama,
me desvela,
me lee los guiones que hay en mi cabeza,
los que dicen te odio,
los que dicen te dejo.

Respiro entonces aire cerca de mi pecho, lleno de amor escondido,
masacrado y empobrecido, triste ahora pero verdadero.
Y vuelve la calma.
Y mis pensamientos vuelven a ser fríos.
Entonces, otra vez más entras por la puerta y te sonrío.

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